A menudo llegan a mí personas que me dicen, Marta, necesito que me digas qué hacer con mi vida.
Yo sonrío con ternura, porque esa frase encierra una de las mayores confusiones sobre el coaching.
Un coach de vida no viene a decirte qué hacer, sino a acompañarte a descubrir por ti mismo lo que ya sabes, aunque todavía no puedas verlo.
Un coach de vida es, ante todo, un acompañante en procesos de cambio y crecimiento personal.
Te ofrece un espacio seguro, sin juicios, donde puedes explorar tus pensamientos, emociones y comportamientos con total libertad.
A través de preguntas poderosas y de una escucha profunda, el coach te ayuda a ver con más claridad dónde estás, hacia dónde quieres ir y qué te está impidiendo avanzar.
El coaching se apoya en tres pilares fundamentales:
La consciencia: darte cuenta de lo que te pasa y cómo te relacionas con ello.
La responsabilidad: reconocer qué está en tus manos cambiar.
La acción: transformar esa toma de consciencia en pasos concretos hacia la vida que deseas.
Un coach no trabaja desde el diagnóstico ni desde la interpretación. No busca el “por qué” de las cosas, sino el “para qué”.
Es un proceso reflexivo y creativo, orientado al presente y al futuro, que inspira a la persona a maximizar su propio potencial.
Un coach de vida no es un psicólogo, ni un consejero, ni un gurú espiritual.
No da recetas ni soluciones universales. No te juzga, ni te dirige, ni te dice qué camino tomar.
Tampoco es alguien que te motiva desde la euforia momentánea o que te empuja a “pensar en positivo” sin profundidad.
El coaching no promete fórmulas mágicas ni resultados inmediatos.
Es un proceso de autodescubrimiento honesto y sostenible, que respeta tu ritmo, tus emociones y tu historia.
Cuando te sientas frente a un coach, se abre un espacio donde tu palabra se vuelve poderosa.
A veces te sorprendes al escucharte. Otras, descubres que lo que creías un muro era solo una forma antigua de pensar o una emoción no atendida. El coach no te da un mapa, te ayuda a encender la luz dentro del tuyo.
Y cuando eso ocurre, la dirección aparece sola.
Un coach de vida no cambia tu vida, pero te acompaña a que seas tú quien lo haga.
Te ayuda a ver que dentro de ti ya hay recursos, sabiduría y fuerza suficiente para tomar decisiones coherentes con quien eres.
Y en ese proceso, muchas veces ocurre la verdadera magia.
Con mucho amor,
Marta Chimisana
Coach de vida | Coaching ecointegrativo | autodescubrimiento | consciencia | responsabilidad | acción
